domingo, 17 de junio de 2012

Opositores del teclado


Las redes sociales se han vuelto un apéndice de las relaciones interpersonales, un apéndice más bien parecido al vermicular, porque si por algún motivo nos extirparan Facebook o Twitter no sufriríamos mayor cambio.
Sin embargo, allí están y las usamos continuamente. Las usamos para conectar con amigos, para informarnos, para expresar nuestros gustos con la vehemencia de aquel que está seguro de que se trata de un asunto interesantísimo. Las usamos también, y en creciente tendencia, para quejarnos.
Antes de proseguir quiero aclarar que no soy kirchnerista, ningún sector de la política ha logrado encerrarme en un puño y, probablemente, esto nunca suceda. Un poco por ignorancia, otro por desinterés. No sé, el asunto es que no soy kirchnerista aunque el sector opositor esté haciendo lo imposible por modificar ese enunciado.
Hago esta aclaración porque el gatillo de estas líneas es la gente que utiliza Facebook para dar curso a imágenes que critican al Gobierno. Imágenes editadas de manera básica, imágenes totalmente descontextualizadas, desinformativas y que, muchas veces, no tienen absolutamente nada que ver con la República Argentina.
Hace algunos días ví una foto con la leyenda “Así están las góndolas gracias a Cristina” La imagen mostraba un supermercado, efectivamente vacío, pero en Japón. Es casi gracioso, pero no. Lo más triste del asunto es que había sido compartida más de 1300 veces. Imagínense lo viral que se puede volver esa desinformación. Temo.
Hay otra foto que critica el precio de las carteras que usa la Presidente, como si las pagase. Como si a Louis Vuitton, o la marca que fuese, no le sirviese la exposición de su producto y le fuera a cobrar a un Presidente de la Nación. Un argumento sorprendentemente endeble. Otra de estas imágenes de protesta, muestra a un niño con cáncer y critica el uso del avión presidencial para favorecer la atención médica del hijo de Cristina Fernández bajo la comparativa “los niños con cáncer siguen juntando tapitas”. Como si las dos situaciones se pudieran contrastar.
Y eso que el sector opositor podría agarrase de Moreno, de Boudou, de la inflación, de Luis Beder Herrera y su relación con Menem o de muchos otros puntos, cuando menos, polémicos de la actual gestión. Pero no, vayamos a la foto japonesa y al nene con cáncer que pegan más.
Pero acaso el aspecto más condenable de todos es la plataforma utilizada, porque este sector no se constituye como pueblo, no sale a la calle a protestar (y hablo de una protesta seria y con argumentos, no de cincuenta vecinos con ganas de comprar dólares). Prefieren más bien ser opositores del teclado, viejas vinagre con berretines de community manager cuyo único objetivo es sumar confusión a aquellos que andan flojos en su capacidad de discernimiento.
Vaya mi respeto para los opositores armados con palabras, como Martín Caparrós, cuyo punto de vista político no comparto pero considero muy rico para el debate, que debería ser la oportunidad más maravillosa que provee la democracia.
Y aquí llegamos al final de la cuestión, al ancho de espadas. Porque a este Gobierno lo ha elegido el pueblo de manera democrática, la mayoría de los argentinos lo ha colocado donde está. Y eso, en este país, debería ser, per se, motivo de festejo.




2 comentarios:

  1. Adhiero. Hay una calle por la que transito en el medio de dos veredas fanáticas que no me seducen en absoluto. Y la transito seguro sabiendo que no soy tibio, simplemente elijo con convicción por donde caminar. Un abrazo!

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  2. habrá que volver a la ficción...
    Salud!

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