sábado, 26 de noviembre de 2011

Fukuoka

Las calles de la ciudad de Fukuoka desbordan historia. Historia escrita en caracteres japoneses, inaccesibles para la gran mayoría del mundo occidental. Allí, en ese suelo que hoy enseña un sarpullido de flores de cerezo se forjó la civilización del Japón.
Dentro de Fukuoka, el barrio de Hakata-ku nos regala una belleza arquitectónica que resulta de la mezcla entre la ultra modernidad y las montañas y arrecifes típicos de la región.
Fukuoka está más cerca de Seúl que de Tokio, por lo cual se puede percibir una influencia coreana muy fuerte. El señor Biel camina por estas calles, admira el templo de Shofuku Ji y piensa que todo es perfecto: el clima templado, la gastronomía del lugar, la fuerte presencia de la cultura, la gente cálida pero no demasiado.
Sí, el señor Biel sabía que todo era perfecto, estaba viviendo allí a causa de un plan perfectamente craneado, una obra maestra de la logística. Dos prósperos años en Japón habían sido suficientes para hacerse dueño de una buena cantidad de campos de cultivo de arroz. Hoy unas cincuenta personas trabajaban para él. El señor Biel pagaba buenos sueldos, los mejores de Fukuoka en el rubro. Era un hombre valorado y respetado.
Sí, en Japón todo era perfecto.

El señor Biel entra a su casa y se quita el calzado como es la costumbre. Lleva en las manos unas bolsas de papel madera con alimentos, así que se acerca a la cocina para dejarlas sobre la mesa. Sobre la mesa encuentra una foto que él no puso allí, sin firma, sin marcas, sin amenazas. Simplemente una foto, un retrato de su ex mujer a quien el señor Biel –que no se llama realmente señor Biel, en primer lugar- tuvo el mal gusto de asesinar a puñaladas y enterrarla con sus manos en un terreno baldío en Zárate, Provincia de Buenos Aires.
Entonces el señor Biel, entiende que no todo es perfecto: no lo fue su crimen, ni su exilio japonés, no lo es esa comida que desborda de gusto a pescado en cada plato, no es perfecta la presencia de la cultura porque él no entiende un carajo de la cultura en español, figúrense de la japonesa. Pero sobre todo, no es perfecta la gente, cálida pero no demasiado. Pues así no se puede saber si alguno de ellos conoce tu pasado y está a punto de apuñalarte por la espalda de un momento a otro.

3 comentarios:

  1. Estimado, ud. es otro de los que lo saben. Si se cava un pozo en la deliciosa Fukuoka....y se sigue cavando....y asi hasta perforar todo el planeta se sale exactamente en Zarate. El Sr. Biel....o como se llame....no lee mucho, parece.
    Un abrazo!

    No me haga hablar de Japón.

    ResponderEliminar
  2. Podés huir hasta los confines del orbe pero la infamia seguirá tus pasos.
    Muy logrado.
    Salud

    Te invito a la Matinée.

    ResponderEliminar
  3. Y yo que creí que la única conexión posible entre Fukuoka y Zárate era la destreza literaria del autor y resulta que todo se trata del famoso pozo. El error de cálculo del Sr. Biel estuvo en empezarlo en Zárate... por ahí si lo empezaba en San Pedro, terminaba en Seúl. Los coreanos son más gamba =)
    Muy pero muy bueno, por un momento me pareció estar viendo una de ESAS películas japonesas de terror.

    ResponderEliminar